miércoles, 7 de octubre de 2015

Bécquer tiene sus preferencias

 Naturalmente, en Rimas de Bécquer encontramos poemascon cierta diversidad formal, pero es cierto que este romántico tiene tendencia a repetir la misma estructura en varias de sus rimas. Ya la hemos visto en clase. Señálala en las siguientes:

1.- RIMA XXIII
                                [A ella. No sé...]
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡Yo no sé
qué te diera por un beso!

Bécquer retratado por su hermano, el pintor Valeriano Bécquer


2. RIMA XXXVIII 

Los suspiros son aire y van al aire.  
Las lágrimas son agua y van al mar.  
Dime, mujer, cuando el amor se olvida,  
¿sabes tú adónde va?
Sevilla en un grabado del siglo XIX



Tu pupila es azul y, cuando ríes,  
su claridad süave me recuerda  
el trémulo fulgor de la mañana 
 que en el mar se refleja. 

Tu pupila es azul y, cuando lloras,  
las transparentes lágrimas en ella  
se me figuran gotas de rocío  
sobre una vïoleta. 

Tu pupila es azul, y si en su fondo  
como un punto de luz radia una idea, 
 me parece en el cielo de la tarde  
una perdida estrella.


4. RIMA LII 

Olas gigantes que os rompéis bramando  
en las playas desiertas y remotas,  
envuelto entre la sábana de espumas,  
¡llevadme con vosotras! 

Ráfagas de huracán que arrebatáis  
del alto bosque las marchitas hojas,  
arrastrado en el ciego torbellino,  
¡llevadme con vosotras! 

Nube de tempestad que rompe el rayo  
y en fuego ornáis las sangrientas orlas,  
arrebatado entre la niebla oscura,  
¡llevadme con vosotras!

Llevadme, por piedad, a donde el vértigo  
con la razón me arranque la memoria.  
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme  
con mi dolor a solas!


5. RIMA XV
                                        [Tú y yo.
                                                        Melodía.]

Cendal flotante de leve bruma,
rizada cinta de blanca espuma,
rumor sonoro
de arpa de oro,
beso del aura, onda de luz:
    eso eres tú.
Tú, sombra aérea, que cuantas veces
voy a tocarte te desvaneces
¡como la llama, como el sonido,
como la niebla, como el gemido
    del lago azul!
En mar sin playas onda sonante,
en el vacío cometa errante,
largo lamento
del ronco viento,
ansia perpetua de algo mejor,
    ¡eso soy yo!
Yo, que a tus ojos, en mi agonía,
los ojos vuelvo de noche y día;
yo, que incansable corro y demente
¡tras una sombra, tras la hija ardiente
    de una visión!.

Bécquer, retratado por J. Laurent


 6.   RIMA LIII


Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.  

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!. 


Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.  

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán! 


Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.  

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!


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